La biomecánica se enfoca en el estudio de los movimientos del deportista durante el ejercicio físico (Amadio, 1997). Este campo tiene aplicaciones en una variedad de deportes, desde aquellos con alta interacción física entre el jugador y la superficie de juego, como el fútbol y el rugby, hasta otros con menor interacción, como el golf.
La evaluación biomecánica es una práctica en constante crecimiento debido a sus numerosos beneficios para la seguridad de los deportistas. A través de un análisis detallado de los movimientos y las fuerzas involucradas, se pueden identificar y corregir patrones que podrían predisponer a lesiones.
Desde la perspectiva del mantenimiento de las superficies deportivas, la biomecánica se caracteriza por la medición de varios parámetros clave. Estos incluyen la resistencia al deslizamiento, la absorción de impactos y la deformación de la superficie bajo carga. Medir y ajustar estos parámetros de manera adecuada no solo mejora el rendimiento del deportista, sino que también contribuye a la longevidad de las instalaciones deportivas y a la reducción de accidentes.
Absorción de Impactos, Restitución de Energía y Desplazamiento Vertical
La evaluación de parámetros como la absorción de impactos, deformación vertical y la restitución de energía es fundamental para entender la relación entre la fatiga y las posibles lesiones de los jugadores en la práctica deportiva. Esta evaluación es especialmente relevante en deportes con alta interacción entre el deportista y la superficie, como el fútbol y el rugby. Estas evaluaciones se realizan mediante instrumentación normalizada, como se detalla a continuación, y se llevan a cabo a través del ensayo del triple A.
Triple A
- Absorción de Impactos: Este parámetro mide la cantidad de energía que la superficie puede absorber al recibir el impacto de una masa. Se expresa en términos relativos, con el hormigón absorbiendo el 0% (la superficie más lesiva) y la arena de sílice absorbiendo el 100% (la superficie más blanda). Valores de absorción superiores al 50% son considerados seguros para los deportistas. La capacidad de una superficie para absorber impactos es crucial para reducir la carga sobre las articulaciones y tejidos blandos, disminuyendo así el riesgo de lesiones por impacto repetitivo.
- Restitución de Energía: Este indicador refleja la interacción energética entre la superficie y el atleta. Las superficies más rígidas devuelven más energía, lo que puede hacer que se sientan “duras” pero generan menor fatiga. El hormigón devuelve el 100% de la energía en el ensayo de dureza, mientras que la arena devuelve el 0%, lo que hace que jugar sobre esta última sea mucho más fatigoso. Una alta restitución de energía puede beneficiar el rendimiento al permitir movimientos más explosivos, pero también puede aumentar el riesgo de lesiones si no se gestiona adecuadamente.
- Deformación Vertical: Representa la capacidad de la superficie para deformarse, medida en milímetros, lo que ayuda a evaluar su elasticidad. Valores entre 4 y 11 mm se consideran adecuados para la práctica deportiva. La deformación vertical adecuada ayuda a dispersar las fuerzas de impacto.
Instrumentación alternativa
Además de la instrumentación normalizada como el Triple A, existe la opción de usar dispositivos de testeo rápido como el FieldTester. Este instrumento portátil y fácil de usar realiza las mismas mediciones con alta reproducibilidad en todo tipo de superficies, tanto naturales como artificiales. También puede medir la dureza de la superficie, funcionando como un Martillo de Clegg. La capacidad de realizar mediciones rápidas y precisas en el campo permite un monitoreo constante y ajustes inmediatos para mantener las condiciones óptimas del terreno de juego.
Correlación y Consecuencias
La restitución de energía y la absorción de impactos están inversamente correlacionadas: al aumentar la restitución de energía, disminuye la absorción de impactos. Mantener estos parámetros dentro de rangos óptimos es crucial para prevenir lesiones como la fascitis plantar o lesiones lumbares, que pueden resultar de superficies inadecuadas. La falta de absorción de impactos adecuada puede llevar a una mayor incidencia de lesiones por estrés repetitivo, mientras que una restitución de energía inapropiada puede afectar negativamente el rendimiento y la comodidad del atleta.
Tracción o Resistencia Rotacional
Muchas lesiones en la rodilla y el tobillo se producen debido a los procesos de aceleración, parada y cambios de dirección que los deportistas realizan durante su actividad. Estos movimientos implican esfuerzos significativos que se transmiten hacia las extremidades inferiores, siendo las fuerzas rotacionales especialmente peligrosas. Para evaluar la capacidad del césped de traccionar sobre los tacos del jugador, se utilizan diversos dispositivos que miden el par de torsión máximo necesario para rotar un símil de una bota con tacos, cargada con un peso específico sobre el césped.
Estos dispositivos miden el par de torsión, que es la cantidad de fuerza rotacional que el césped puede resistir antes de permitir que el taco gire. La unidad de medida de la tracción en un terreno de juego es el Newton metro (Nm). Los rangos óptimos de tracción se sitúan entre 25 y 50 Nm cuando se utiliza instrumentación homologada, asegurando así un equilibrio entre suficiente adherencia y la reducción del riesgo de lesiones.
La instrumentación normalizada para medir la tracción presenta una mayor sensibilidad, repetibilidad y exactitud en comparación con otros kits de uso rápido. Estos dispositivos avanzados proporcionan mediciones más precisas y confiables, lo que es crucial para evaluar y mantener las condiciones del terreno de juego de manera efectiva.
Mantener la tracción del césped dentro de los rangos óptimos es esencial para prevenir lesiones en los deportistas. Una tracción insuficiente puede llevar a deslizamientos y pérdida de equilibrio, mientras que una tracción excesiva puede causar que el pie quede atrapado en el césped, aumentando el riesgo de torsiones y lesiones graves en las articulaciones.
Test de Impacto HIC – CLE
El Criterio de Lesión Encefálica (CLE), conocido en inglés como Head Injury Criteria (HIC), es un índice utilizado para evaluar la probabilidad de sufrir traumatismos craneoencefálicos como resultado de un impacto o una deceleración violenta de la cabeza sobre superficies deportivas. Este índice es un estándar en la industria de equipamientos deportivos y se emplea para predecir posibles daños encefálicos, contribuyendo a la seguridad de los deportistas.
Evaluación del HIC
El HIC tester es el instrumento utilizado para determinar la altura crítica de caída en la que se puede producir un daño significativo. Este dispositivo consiste en una cabeza artificial normalizada que integra un sensor triaxial, el cual se deja caer desde diferentes alturas. El sensor triaxial mide las aceleraciones en tres ejes, proporcionando datos precisos sobre el impacto recibido.
- Altura crítica de caída: Durante las pruebas, la cabeza artificial se deja caer desde varias alturas y el sensor registra las fuerzas de impacto. Una caída se considera crítica cuando el sensor registra un valor de 1000 HIC o una aceleración de 200g. Estos umbrales indican una alta probabilidad de daño encefálico, lo cual es crucial para evaluar y mejorar la seguridad de las superficies deportivas.
El índice HIC es esencial para el diseño y mantenimiento de superficies deportivas seguras. Las pruebas HIC ayudan a identificar áreas de alto riesgo en los campos de juego, permitiendo realizar mejoras en el diseño de las superficies y en los materiales utilizados para reducir la probabilidad de lesiones graves.
El uso del HIC tester y el cumplimiento de los estándares HIC garantizan que las superficies deportivas sean evaluadas y mantenidas según las mejores prácticas de seguridad. Esto no solo protege a los deportistas, sino que también reduce la responsabilidad legal para los operadores de instalaciones deportivas.