El cultivo intensivo del césped es productor de muy importantes cantidades de materia orgánica. La mayoría se retira con los trabajos de siega, pero la planta no solo crece de forma aérea. También crecen los tejidos subterraneos con mucha intensidad. Los órganos como raíces, estolones o rizomas frecuencia mueren y son sustituidos por órganos jóvenes, pero los viejos se acumulan.
Al morir estos órganos no desaparecen instantáneamente, se van descomponiendo lentamente y conviertiéndose en materia orgánica que posteriormente se mineralizará y podrá volver a ser absorbido por la planta.
La fertilización nitrogenada, especies vigorosas y altas alturas de corte estimulan el desarrollo de thatch.
El problema normalmente es que la producción de esta materia es mucho más rápida que su descomposición y es cuando aparece el famoso thatch.
Realmente el thach no solo es tejido muerto, esta compuesto por una mezcolanza de órganos vivos y muertos entrelazados que forman la capa. Esta capa tiende a acumularse por que los restos mas viejos tienen serias dificultades para descomponerse..
Las especies rastreras tienen mucha más tendencia a formar thatch rápidamente.
Depende de las necesidades de la superficie, la tolerancia al thatch es distinta, pero generalmente cubiertas con una capa de más de 1,2 centímetros de media puede empezar a tener muchas contraindicaciones.
El thatch es: un buen ambiente para el desarrollo de enfermedades, una barrera para la correcta infiltración con todas las consecuencias que ello tiene. Por ejemplo el movimiento de fertilizantes o fitosanitarios por el perfil del suelo.
El thatch es hidrófugo y cuando se acumula en exceso se deben usar surfactantes.
La mejor forma de comprobar la cantidad de thatch de una zona es a través de un sacamuestras adecuado. Estas herramientas te permitirán ver el perfil de forma real y medir con una regla la profundidad del thatch.
Tras medir en distintos puntos se puede decidir si retirar el thatch con medios mecánicos o hacer recebados para aligerar el suelo.