La germinación es un proceso delicado que requiere especial atención, pues una vez iniciado es irreversible. Dentro de la porción dura de la semilla (la cariopsis), existe una planta en miniatura completa con la primera hoja y la primera raíz (radícula) y el relleno del espacio interno está ocupado por el endospermo, el cual provee a la semilla de la energía necesaria para iniciar el crecimiento. El proceso comienza con la absorción de agua y la liberación de una hormona, el ácido giberélico, que se absorbe por las células para a su vez generar unas enzimas que convierten el endospermo en azúcares, que es la fuente de energía para el embrión. Una vez que emerge la primera hoja, comienza el proceso de fotosíntesis.
El tiempo de germinación de las semillas depende de la genética de las diferentes especies. En general este proceso se produce más rápidamente a finales de verano-otoño, cuando el suelo está más caliente que en primavera. Así mismo también es dependiente de la salinidad del suelo.
Especie días para germinación
Agr. palustris 6-10
Agr. capilaris 7-14
Poa pratensis 6-28
Lolium perenne 3-10
Festuca arundinacea 4-12
Festuca rubra 5-12
El uso de geotextiles de germinación es recomendable para el establecimiento de cualquier especie cespitosa debido a la protección que ofrecen tanto al movimiento de semillas debido a la acción del viento como al flujo del agua de riego y a que aumentan la temperatura con respecto a las zonas colindante. Existen diferentes grosores dependiendo de la necesidad de mayor o menor protección, siendo de uso común aquellas entre 18 y 25 gramos/metro cuadrado.
El único efecto negativo puede ser la disminución de la entrada de luz, caso únicamente producido con el uso de cobertores de protección para heladas.
Las lámparas de alta intensidad, como las de alta presión de sodio, pueden ser utilizadas para aumentar la temperatura.
La pregerminación de semillas es una técnica por la cual reducimos el tiempo necesario para el establecimiento de las superficies a regenerar.
La pregerminación consiste en humedecer la semilla a través de la inmersión en agua y la instalación en zona a temperaturas entre 15 y 20 grados centígrados.
El agua debe renovarse cada 24 horas para eliminar la secreción inhibidora de la germinación que se produce a través de la propia semilla. Se debe agitar la semilla sumergida de forma periódica.
Estos pasos han de repetirse al menos de dos a cuatro días. En el momento de su aplicación ha de dejarse secar ligeramente para poder realizar la siembra adecuadamente.
También es recomendable la aplicación con mezcla de arena y o enmiendas orgánico-minerales para de esta forma favorecer la humectantación y aporte nutricional primario. La implementación con aireadores mejora el proceso en conjunto.