El uso de la biotecnología en los protocolos de los campos se introduce en forma de fertilizantes y estimulantes con gran impacto en la planta y el suelo. Muchísimos años de estudio han permitido seleccionar los microorganismos que más puedan impactar al cultivo, llegándose a patentar internacionalmente las variedades obtenidas.
Actualmente ya es popular utilizar bacterias y hongos de todo tipo. Algunos ejemplos son:
- Las bacterias fijadoras de nitrógeno que se introducen en la planta y captan el nitrógeno atmosférico para ser usado por la planta.
- Micorrizas especializadas para generar grandes cantidades de micelio que envían a las raíces agua y nutrientes desde más lejos. Algunas Micorrizas incluso tienen un impacto positivo contra los nemátodos.
- Trichodermas especializadas en biocontrolar el espacio radicular de la planta, pudiendo reducir el impacto de enfermedades y facilitando el trabajo de la gestión de nutrientes.
No sólo se pueden usar bacterias y hongos seleccionados, también algas como las de la familia “Ascophyllum Nodosum” otorgan enzimas, complejos proteicos hidrolizados y estimulantes para el desarrollo de las plantas.
Algunos fabricantes incluso ofrecen aminoácidos libres, péptidos de síntesis que estimularán a las plantas, a la rizosfera y nos ofrecerán un campo más sano, más limpio y de más calidad.
Cada célula de la raíz es parte de un global que se comunica con las otras células y con el exterior. Tienen la capacidad de mover los lípidos, las proteínas y los polisacáridos hacia las hojas, pero también hacia el exterior o hacia otros organismos. Por eso los hongos y bacterias beneficiosas son capaces de entrar en simbiosis con las plantas entregando parte de los nutrientes procesados, recibiendo a cambio distintos los beneficios.
Las raíces son unas sofisticadas máquinas de anclaje, absorción, transporte y liberación de sustancias al suelo. Se estima que del 100% de carbono fijado en la planta por la fotosíntesis del 20% al 40% se transfiere al suelo. Y no solo es el carbono lo que exudan, también otras moléculas salen de las raíces al suelo y quedan disponibles para todos los microorganismos de la rizosfera.
Los cultivos como el césped son grandes fijadores de materia orgánica y existen desarrollos técnicos como OxyTurf que a través de extractos vegetales consiguen controlar y oxidar ese exceso de materia orgánica combatiendo los problemas como poca infiltración o acumulación de finos que dañan la cubierta vegetal.
La comunicación raíz – rizosfera está más que demostrada e impacta claramente en la salud de la planta. Ahora podemos elegir que micro-organismos deseamos alimentar en el suelo, aplicando los productos más orientados a las necesidades del campo y recibiendo a cambio distintos promotores del crecimiento vegetal.
Si quieres saber más sobre productos orientados a la mejora de la calidad del césped contacta con nosotros en soporte@tiloom.com y te ayudaremos a utilizar la biotecnología a tu favor.