Las calles en un campo de golf, si no se ha modificado el perfil original, pueden presentar un horizonte de suelo con altos contenidos en yeso, bien como consecuencia de que el yeso (disuelto de los materiales parentales gipsiferos) se ha movilizado a través del suelo con la humedad, precipitándose en una capa de acumulación, o bien como resultado de la utilización de aguas de riego con alta concentración de sulfatos.
La combinación de aguas sulfatadas y otras fuentes de Calcio, da lugar a la formación de sulfato de calcio, el yeso.
Estas situaciones se dan predominantemente en espacios geográficos muy secos de zonas áridas, donde se producen altas tasas de evapotranspiración. Si existiera a su vez alguna capa de carbonato cálcico, esta se presentaría a una profundidad mayor. El yeso puede precipitar como cristales finos, blancos, polvorilentos, siguiendo fracturas radiculares del suelo. Puede a su vez provenir de enclaves donde existe agua subterránea rica en sulfatos a poca profundidad.
La característica principal de estos suelos con alto contenido de yeso (o gipsisoles) es la formación de un horizonte arcilloso pardo amarillento de 20 a 40 cm de espesor, de bajo contenido orgánico, sobre un suelo sub-superficial pardo pálido con bolsas de yeso blanco. La acumulación de yeso se forma en la capa más profunda.
Las medidas de VWC (volumetric water content, o contenido volumétrico de agua) suelen estar entre un 20 y 40%. Contenidos de yeso superiores al 25% afectan al balance de nutrientes, reduciendo la disponibilidad de aquellos elementos más esenciales como el fósforo, potasio y magnesio.
Si quiere conocer la influencia del yeso en su terreno, puedes consultar a Tiloom escribiéndonos a info@tiloom.com