La compactación del pitch (rulado) es, sin duda, uno de los procesos más importantes para la consecución de un óptimo Cricket Pitch, le aporta firmeza y aminora el riesgo de lesiones para los jugadores. Tanto el exceso como la falta de rulado pueden dar lugar a efectos muy negativos.
El objetivo principal del rulado consiste en conseguir un pitch mas consistente, con una menor deformación frente a los impactos de los bateos, además de proporcionar un mayor bote de la pelota. Agronómicamente, se puede observar cómo la compacidad del sustrato se modifica, a través de la medición de la densidad aparente.
Fácilmente, se puede pasar de valores de 1,3 g/cm3 hasta 1,7 g/cm3 a través de operaciones de rulado (con máquinas manuales o Pitch Rollers como las de la imagen principal)
La compactación solo se puede realizar sobre perfiles de suelos con poca humedad, puesto que el agua de poro es incompresible. Solo es posible reducir el volumen del suelo ocupado por aire.
El suelo se compacta porque disminuye su volumen, aumentando la densidad aparente, fenómeno que solo ocurre cuando se compactan poros gaseosos. Los poros húmedos son incompresibles.
Conforme se rulan los wickets se disminuye el volumen del suelo (disminuye el volumen gaseoso), aumentando proporcionalmente el % de poros rellenados por agua sobre el total. La compactación es totalmente imposible en condiciones de saturación del perfil de suelo y muy difícil con rangos de % de aire entorno al 5%.
El estudio para la correcta compactación de los wickets está dado por el “Proctor Test” (que utiliza el conocido 2,5 kg Clegg Hammer para la compactación) y expresa la relación de la densidad aparente frente al % VWC.