Los biomarcadores son aquellos organismos que nos pueden dar indicaciones sobre la calidad biológica de nuestras superficies deportivas. Podemos hablar de biomarcadores genéticos si tenemos en cuenta fracciones de ADN de las comunidades microbianas, a partir de las cuales es posible crear una evaluación funcional del suelo (capacidades del suelo), para cada superficie deportiva. Los biomarcadores nos servirán para evaluar la salud de nuestras superficies deportivas.
La riqueza microbiana del suelo es impresionante, más de una cuarta parte de las especies del planeta vive en los suelos.
En nuestros greens o campos de fútbol encontraremos todo tipo de organismos tales como pequeños invertebrados, nemátodos, insectos, organismos vegetales, y toda una flora microbiana. La hetereogeneidad de estas especies, es decir su biodiversidad, es un parámetro de la salud de estas superficies. El uso indiscriminado de pesticidas resultará en una menor diferenciación de las diferentes especies y por tanto de su salud. El manejo integrado de plagas es una alternativa para conseguir mayores valores de sostenibilidad, de ahí la recomendación en el uso de biopesticidas, y productos naturales.
Como buen ejemplo cabe destacar un organismo tal como el Streptomyces, una bacteria de nuestros suelos que es responsable de más del 80% de los antibióticos conocidos
La flora microbiológica es tan extensa que sería imposible caracterizarla por cada uno de sus diferentes organismos, en cambio sí podemos fijarnos en las funciones que realizan y usar esa funcionalidad como marcador microbiológico. Es decir según su resistencia a patógenos, dotándola de una mayor salud, su implicaciones en las disponibilidad de nutrientes, haciendo más fértiles los suelos o según la biodiversidad, es decir la heterogeneidad de las diferentes bacterias, hongos, etc…
Como en la mayoría de los casos el éxito se alcanza en el equilibrio, a través de una nutrición óptima, por lo que es importante conocer los procesos microbianos que intervienen en el ciclo de los nutrientes. Por ejemplo los que fijan el carbono en el suelo o suministran a las plantas formas de nutrientes disponibles (p. ej., mineralización o solubilización). O los que inmovilizan los nutrientes de nuevo en formas no fácilmente disponibles para las plantas (inmovilización, desnitrificación) para de esta forma junto a los análisis físico químicos podamos tomar las decisiones adecuadas optimizando el control de la materia orgánica.
Caracterizaremos los suelos mediante los bioindicadores de suelos sanos a suelo con baja diversidad.
La inoculación de flora microbiana beneficiosa es así mismo una buena estrategia y se debe realizar en forma de probióticos y prebióticos, es decir incluimos las nuevas especies que nos interesan pero además procuramos que su medio de cultivo favorezca su proliferación. Las micorrizas apoyan de forma muy diversa a los cultivos. Apoyan la biodisponibilidad de nutrientes, aportan resistencias a los factores abióticos como la salinidad o el estrés hídrico y también desencadenan las resistencias a factores bióticos como plagas. El desarrollo biotecnológico del hongo Glomus iranicum var. tenuihypharum tiene beneficios específicos y especialmente seleccionados para los campos.
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