La determinación de la textura y el tamaño de las partículas de nuestro suelo nos darán los criterios para su clasificación, pudiendo categorizarse como arenoso, limoso, arcilloso o franco.
- Los suelos arcillosos presentan un tamaño de partículas menor a 0.002 mm
- los limosos están entre 0.002 y 0.05 mm, y
- los arenosos entre 0.05 y 2.00 mm.
- Los suelos francos son aquellos con un equilibrio entre todas las fracciones de partículas.
Las texturas están determinadas por las diferentes fracciones relativas de arena, limo y arcilla.
Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor poder reactivo presentan, por lo tanto, el contenido en arcilla es la característica determinante en el comportamiento físico y químico de nuestro suelo.
No sólo es importante la cantidad de arcilla de nuestro suelo, sino también el tipo de arcilla presente.
Los minerales arcillosos consisten en dos unidades básicas, una octaedrica con Aluminio y otra tetraedrica con Silicio que se mantienen unidas formando láminas paralelas, dando lugar a los diferentes minerales. Así la Kaolinita se forma por la unión de una lámina octaedrica y otra octaedrica, es un mineral 1:1.

La formación de dos unidades tetraedricas y otra octaedrica, es decir del tipo 2:1, dan lugar al minerales tales como vermiculita o micas (illitas), siendo el tipo de unión entre las unidades las que diferencian unos minerales de otros.

Estos minerales han sufrido sustituciones isomorficas, que consisten en la sustitución de algunos iones de Aluminio o Silicio por otros de menor carga o valencia como el Hierro, Zinc o Magnesio, desequilibrando el balance neutro y dando lugar a cargas negativas, origen de la capacidad de intercambio cationica de los suelos.
¿Conoces la estructura de tu suelo? Te recomendamos hacer un análisis de laboratorio para comprender su composición.