En las últimas décadas, los estadios deportivos han dejado de ser pequeños pabellones abiertos que podían albergar poco mas de mil personas, a grandes colosos con capacidad de aforo de más de noventa mil personas. Ese extraordinario cambio de la arquitectura ha generado problemas agronómicos. El más importante de ellos es el de la falta de incidencia de suficiente luz solar sobre la superficie del terreno.
Las altas gradas que rodean el estadio generan sombras y, si bien es verdad que se mueven a lo largo del día, la cantidad de luz que recibe la superficie vegetal a veces es realmente pequeña.
Del verano al invierno, se produce una gran diferencia en cuanto a incidencia de los rayos solares en latitudes alejadas del ecuador.
En situaciones de poca disponibilidad de luz, el césped no tiene la radiación necesaria para realizar la fotosíntesis y cambia sus hábitos de crecimiento intentando buscar luz, estrechando y alargando el limbo de las hojas y reduciendo la densidad y longitud de las raíces, lo que provoca que termine siendo un césped débil.
La solución a esta nueva situación fue implementar iluminación artificial en los estadios, pero la tecnología existente no era la adecuada. No se irradiaban las frecuencias necesarias para el crecimiento correcto de la hierba, hasta la llegada del LED que permite fabricar luminarias con espectros de emisión diseñados expresamente para satisfacer las necesidades lumínicas de la cubierta vegetal.
Si tienes alguna duda sobre cómo implementar pantallas LED adecuadas para la superficie de tu terreno, contacta con Tiloom, te asesoraremos para proporcionar a tu césped la cobertura necesaria para su correcto desarrollo.