Las arenas son minerales con una granulometría de tamaño entre 0,05 mm y 2,0 mm aproximadamente. Pueden ser de naturaleza silícea de granos redondeados, calcárea de granos más angulosos, feldespática, etc.
No es recomendable el uso de arenas calcáreas por la reacción básica y alto poder tampón de las mismas, que conllevan su desgaste físico y químico y la imposibilidad de disminución del pH.
La característica más importante para las zonas de enraizamiento es la alta porosidad que aportan a los sustratos, aunque agronómicamente son poco fértiles. En el caso de arenas para bunkers se busca la resistencia a la compresión, determinada por el penetrómetro con rangos que han de oscilar entre 2,4 kg/cm2 de alta resistencia y 1,8 kg/cm2 de baja resistencia.
La distinción entre unos tamaños y otros se mide a través de el valor Dx, tamaño en micrómetros de tamiz por el que pasan x % de partículas. Así el D10 representa el tamiz por el que pasan el 10% de las partículas más pequeñas, el D50 el tamiz por el que separamos la mitad de la granulometría o el D90, que nos informa de la granulometría más grande. La uniformidad vendrá dada por la relación D90/D10, más uniforme cuanto menor es esta relación.
En campos de fútbol se recomiendan arenas con D50=230 micrómetros; y en greens con D50=330 micrómetros. En ambos casos se recomiendan valores de uniformidad inferiores a 3,3.
Así, los diferentes áridos presentan unas curvas granulométricas características. El diámetro de la partícula se representa en una escala logarítmica (abcisas), y el porcentaje de material que pasa se representa en escala aritmética (ordenadas).