La atmósfera edáfica podemos definirla como la mezcla de gases que ocupan los macroporos del suelo. Su composición es muy semejante a la del aire atmosférico, pero variable en sus distintos porcentajes.
El siguiente cuadro compara los distintos porcentajes de la mezcla de gases.
La atmósfera del suelo está sometida a un continuo intercambio con el aire externo, intercambio que se realiza por movimiento en masa (gobernado por cambios en la temperatura y presión) como el viento que introduce el aire en el suelo o el riego que expulsa el aire al exterior, o también por mecanismos de difusión, donde dependerá de cada tipo de gas y de la porosidad del suelo.
Los mecanismos de difusión que implican movimiento de gases en el sustrato dependen del tipo de gas y de la porosidad del suelo
Los cambios más llamativos se producen con relación al Oxígeno y Dióxido de Carbono. El CO₂ que se produce en el suelo es debido bien a la respiración radicular o la descomposición microbiana de materia orgánica lábil (Hanson et al., 2000).
La respiración celular es una serie de reacciones mediante las cuales la célula degrada moléculas orgánicas y produce energía.
El aumento del CO₂ hasta valores del 5 % en volumen se han encontrado particularmente frecuentes en campos de golf, probablemente como efecto de las altas densidades de
gramíneas que se dan con las nuevas variedades, intenso riego y fertilización.
En todos los perfiles de diferentes suelos se aprecian gradientes de CO₂ hacia la superficie indicando pérdidas de CO₂ a la atmósfera, de valor considerable (Bolin et al, 1979).
Un ejemplo real se presenta a continuación, donde se implementaron las sondas de medición del % volumétrico de Oxígeno de los sensores de Tiloom, dentro de la mezcla de gases edáficos, veáse gráfico adjunto con la correlación con las temperaturas medidas en contínuo para el campo de golf estudiado.